Los cuadros de Mondrian se caracterizan por sus formas simples, rectangulares, en rojo, amarillo y azul, separadas por gruesas líneas rectas negras, llegando así, a la simplificación tanto de un objeto, como del propio color.
Presento abajo la transformación que realicé hace unos años, a partir de un árbol lleno de hojas, mediante un proceso de simplificación, a un cuadro de líneas gruesas y de características próximas a los que pintó Mondrian.
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